Es un trastorno de la columna, el cerebro y los nervios que involucra debilidad, sensaciones anormales, problemas mentales y dificultades en la visión.
Degeneración subaguda combinada de la médula espinal; SCD
La degeneración combinada subaguda de la médula espinal es causada por una deficiencia de vitamina B12. (Para encontrar información específica sobre la deficiencia de esta vitamina, ver el artículo acerca de anemia perniciosa).
La degeneración combinada subaguda afecta principalmente a la médula espinal, pero sus efectos sobre el cerebro y los nervios periféricos (corporales) son la razón para el término "combinada". Inicialmente, la enfermedad causa daño a la cubierta de los nervios (vaina de mielina) y posteriormente afecta a toda la neurona.
No está clara la forma como la falta de la vitamina B12 daña los nervios. Sin embargo, los expertos creen que la falta de esta vitamina provoca la formación de ácidos grasos anormales alrededor de las células y los nervios.
Usted tiene un riesgo mayor de padecer esta afección si no puede absorber la vitamina B12 de los intestinos o si tiene:
Los síntomas abarcan:
Estos síntomas empeoran en forma lenta y generalmente se sienten en ambos lados del cuerpo.
Otros síntomas abarcan:
El médico llevará a cabo un examen físico, el cual por lo regular muestra debilidad muscular y alteración en la sensibilidad en ambos lados del cuerpo, especialmente en las piernas. Los reflejos a menudo son anormales y los músculos pueden desarrollar espasticidad. Se puede presentar una reducción en el sentido del tacto, en el dolor y en la temperatura.
Los cambios mentales van desde falta de memoria leve hasta la demencia completa o psicosis. Es poco común la demencia grave, pero en algunos casos es el síntoma inicial del trastorno.
Un examen ocular puede mostrar daño al nervio óptico, una afección llamada neuritis óptica. Los signos de una inflamación nerviosa se pueden ver durante un examen de la retina. Igualmente, puede haber respuestas anormales de las pupilas, disminución de la agudeza visual y otros cambios.
Los exámenes de sangre, incluyendo un hemograma completo, nivel de vitamina B12 o nivel de ácido metilmalónico en la sangre se utilizan para diagnosticar anemia o una deficiencia de vitamina B12.
El tratamiento a tiempo aumenta la probabilidad de un buen desenlace clínico, así que la enfermedad se debe tratar de manera oportuna.
La vitamina B12 se suministra generalmente por inyección intramuscular. Con frecuencia, las inyecciones se administran una al día durante una semana, luego semanalmente por más o menos un mes y luego mensualmente. Los suplementos de vitamina B12, ya sea por medio de inyección o pastillas en altas dosis, se deben continuar a lo largo de la vida para prevenir la reaparición de los síntomas.
El pronóstico para la persona depende de cuánto tiempo ha tenido los síntomas antes de recibir tratamiento. La recuperación total generalmente ocurre si el tratamiento se recibió al cabo de unas cuantas semanas; pero si dicho tratamiento se demoró por más de uno o dos meses, la recuperación no es tan completa.
Si usted tuvo síntomas por muchos meses sin recibir atención médica, el tratamiento puede retardar o detener los síntomas, pero es improbable que recupere la función que ya ha perdido. Cualquier mejoramiento en los síntomas ocurre al cabo de un año de tratamiento.
Sin tratamiento, el trastorno ocasiona daño progresivo e irreversible al sistema nervioso.
Las complicaciones pueden incluir la pérdida permanente y progresiva de las funciones mentales y nerviosas.
Consulte con el médico si se presentan sensaciones anormales, debilidad muscular u otros síntomas de degeneración combinada subaguda, particularmente si hay antecedentes familiares o personales de anemia perniciosa u otros factores de riesgo. El diagnóstico y tratamiento oportunos aumentan la posibilidad de un buen pronóstico.
Algunas dietas vegetarianas estrictas pueden ser bajas en vitamina B12 y los suplementos pueden prevenir el trastorno.
So YT, Simon RP. Deficiency diseases of the nervous system. In: Bradley WG, Daroff RB, Fenichel GM, Jankovic J, eds. Bradley: Neurology in Clinical Practice. 5th ed. Philadelphia, Pa: Butterworth-Heinemann Elsevier; 2008:chap 61.